viernes, 11 de abril de 2014

Joseph Haydn: Cuartetos de cuerda en do mayor, op. 33 nº 3 y 4

Cuarteto Aeloian


Uno de los primeros biógrafos de Haydn, Georg August Griesenger, cuenta la siguiente historia:
La siguiente circunstancia casual condujo a Haydn a probar suerte en la composición de cuartetos. Un cierto Barón Fürnberg tenía un palacio en Weinzierl, a 50 millas de Viena, y allí invitaba de vez en cuando a sus amigos: un sacerdote, su administrador, Haydn y Albrechtsberger para amenizarse tocando un poco de música. Fürnberg animó a Haydn a que compusiera algo que pudiera ser tocado por estos cuatro amateurs. Haydn, que entonces tenía 18 años, recogió la propuesta y compuso su primer cuarteto de cuerdas, el cual suscitó tal aprobación general, que animó a Haydn a seguir componiendo en esta forma.

Dos posibles vías pudieron dar paso al nacimiento del cuarteto de cuerda como género, según David Wyn Jones en el Cambridge Companion to the String Quartet. En ambas, el abandono del continuo con clave es un elemento común. A medida que el lenguaje del Barroco fue quedando en desuso, se empezó a repartir entre todas las voces el contenido armónico, haciendo pues innecesario el uso de un instrumento que sostuviera la armonía. Así, la primera posible evolución sería esta:
Trio Sonata barroca (2 violines y continuo)  Trio Sonata barroca con tres instrumentos solistas (se añade la viola como solista) El continuo desaparece y queda sólo el cello asumiendo el bajo. La Trio Sonata evoluciona en cuarteto de cuerda.

La segunda vía tiene que ver con la vida real. Normalmente las obras orquestales del Barroco así como los oratorios, las óperas, etc., estaban pensadas para un grupo no muy grande de músicos, pero la dura realidad es que muchas veces los instrumentos de cuerda se reducían a uno debido a cuestiones de presupuesto o de falta de músicos. Además, hay un tipo de conciertos de Vivaldi no pensados para solista, ni tampoco como Concerti Grossi, llamados Concertos di ripieno. Son conciertos-sinfonías sin solista. Hay unos treinta de ese tipo orquestados sólo para cuerda. No sería inhabitual que fueran tocados con solamente por cuatro instrumentistas.
Así pues, cuando Alessandro Scarlatti (1660-1725) escribió sus 6 Sonate a Quattro per Due Violini, Violetta (nombre italiano para la viola), e Violoncello senza cembalo no estaba en realidad inventando nada, sino reflejando una práctica interpretativa bastante común.

Es posible pues, vista esta evolución natural, que los primeros cuartetos se gestaran a la vez en sitios diferentes. Así, Boccherini compuso sus primeros cuartetos en 1761 (cuando Haydn se supone que compone para el Barón Fürnberg tiene 18 años según la narración, o sea que estamos en 1757), aparentemente sin tener contacto alguno con los cuartetos haydnianos.

Los cuartetos de Haydn
Desde aquel primer cuarteto de cuerda que compusiera Haydn con 18 años, y que investigaciones posteriores han bautizado como el Op. 0 (hay un poco de confusión en los cuartetos tempranos de Haydn, porque los primeros editores de Haydn mezclaron cuartetos suyos y de otros compositores, pero diciendo que eran de Haydn, porque vendía más) Haydn compondría 72 cuartetos (73 si contamos Las Siete Palabras de Nuestro Salvador en la Cruz, una obra originalmente para orquesta que el propio Haydn transcribió para cuarteto). Estos cuartetos se agrupan en su gran mayoría en colecciones de 6 que llevan diversos números de Opus (opus=obra en latín). Así tenemos los cuartetos Op. 1, 2, 9, 17, 20, 33, 50, 64…, hasta el 103, que dejó incompleto. Es decir, que es una forma musical que Haydn cultivó toda su vida y que le dio gran fama y dinero por la venta de partituras.

Los cuartetos Op. 33
La serie de seis cuartetos del opus 33 fue crucial en la definición del “estándar” de lo que hoy es un cuarteto de cuerda. Haydn ya era un compositor famoso en 1781, pero había dejado de componer cuartetos de cuerda (los Op. 20, que son los anteriores, datan de 1772). Cuando escribe los cuartetos Op. 33 manda una carta a su editor, Artaria, donde le dice que estos cuartetos están escritos “en una manera enteramente nueva y particular”. ¿Qué es lo que hay de nuevo en ellos? Haydn había estado experimentando con la forma de los cuartetos, el número de movimientos, la estructura interna. Por fin en el op. 33 se establece lo que será el patrón del género, o sea:

Primer tiempo: rápido en forma de Allegro de Sonata

Segundo tiempo: lento, en forma ternaria ABA (lied)

Tercer tiempo: minuetto/scherzo, moderadamente rápido.

Cuarto tiempo: rápido y generalmente en forma Rondó

Pero más que la organización interna, lo realmente nuevo de los cuartetos op. 33 está en utilizar lo que los musicólogos han llamado trabajo temático (del original alemán tematische Arbeit) como elemento fundamental de unidad. El musicólogo Miguel Ángel Marín, que ha realizado un estudio sobre Haydn y el cuarteto de cuerda afirma:

Esta técnica compositiva, de amplias consecuencias históricas durante el siglo XIX y parte del XX, consiste en la construcción de temas tales que partículas o motivos derivados de éstos puedan manipularse y reorganizarse con flexibilidad, conformando material para el resto del movimiento, o incluso de todo el cuarteto. Los Cuartetos Op. 33 son la colección que materializa a la perfección esta técnica, aunque ésta aparece dispersa a lo largo de toda la producción de Haydn, independientemente de géneros y periodos.

 

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