viernes, 11 de abril de 2014

Hector Berlioz: Un bal, de la "Sinfonía Fantástica"

Leonard Bernstein dirige a la Orquesta Nacional de Francia en la Symphonie Fantastique
de Berlioz, 2º movimiento: Vals: Allegro non troppo ("Un bal")

La Sinfonía fantástica de Berlioz (1803-1869) posee un argumento muy detallado. Suele decirse que es uno de los mejores ejemplos de la música programática; también es, quizá, uno de los primeros.
Un joven músico ha tomado opio y, en un largo sueño, tiene una serie de visiones y pesadillas, con la idea de su amada viniendo una y otra vez a su mente. Recuerda las alegrías y depresiones del pasado, antes de que ella entrase en su vida, y luego el neurótico celoso en que se convirtió cuando el joven se enamoró de ella, teniendo el único consuelo de la religión.
El segundo movimiento evoca la música de un baile, en el que otra vez vislumbra a su amada en el seno de un baile.
Esta Sinfonía no es aún un poema sinfónico tal como lo creará Liszt, con la unidad necesaria para que la concepción y el símbolo se desarrollen al unísono, sin cortes ni interrupciones. En la Sinfonía Fantástica todavía hay divisiones: Berlioz no concibe y realiza un plan conjunto, pues se trata de un conjunto de episodios fragmentarios de interés inmediato.
 

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