viernes, 4 de abril de 2014

F. Schubert: Margarita en la rueca, D 118

Elisabeth Schwarzkopf, soprano
Edwin Fischer, piano
 
En 1814 un joven Schubert de sólo 17 años compone una obra maestra que lleva el título de Gretchen am Spinnrade (“Margarita en la rueca”). Se ha dicho que Schubert creó de golpe una nueva forma artística, sin precedentes, lo cual tiene un fondo de verdad. También se ha señalado que ésta es la primera canción alemana moderna.

En este Lied se integran ejemplarmente aspectos líricos y dramáticos. Toma como base un texto de la primera parte del Fausto, de Goethe, compuesto por ocho estrofas cada una de cuatro versos y para voz de soprano. Es un ejemplo de la canción estrófica con variaciones, pues hay cambios en la música para tener en cuenta ciertos cambios dramáticos cuya intensidad crece en el poema. Los versos de Goethe son en su mayoría yámbicos, es decir, cada verso termina en una sílaba larga, a veces acentuada, precedida de otra corta, como tanto lo usara Shakespeare. De gran valor es la reproducción de este recurso en la versión de don Otto de Greiff que aquí se presenta.
Un primer plano lo constituye el canto, un segundo unas incesantes semicorcheas a cargo de la mano derecha en el piano que evocan el movimiento de la rueca, y un tercer plano proviene de un bajo proporcionado por la mano izquierda que por momentos parece señalar el movimiento del pie sobre el pedal de la rueca. La soprano se ve muy exigida por un creciente dramatismo que la lleva hasta casi un grito, pero todo atemperado por las varias repeticiones de la línea melódica central a partir del texto de la estrofa inicial. Es manifiesta la creciente intensidad de la voz, y también la dramática suspensión de ese especie de movimiento perpetuo del piano cuando la voz llega al verso “y ¡ay, su besar!” para luego reanudar en forma vacilante la imagen de la rueca. La mano derecha del piano no solo da una imagen de la rueda sino que es el fundamento de la canción.

Es destacable que el compositor prefería a veces altas tesituras, nada cómodas para la mayoría de los cantantes, lo cual ha llevado a que algunas canciones se suelen interpretar transportadas a tonalidades distintas a la original.


Meine Ruh' ist hin,                                              
Mein Herz ist schwer,
Ich finde sie nimmer
Und nimmermehr.
 
Wo ich ihn nicht hab
Ist mir das Grab,
Die ganze Welt
Ist mir vergällt.
 
Mein armer Kopf
Ist mir verrückt,
Mein armer Sinn
Ist mir zerstückt.
 
Nach ihm nur schau ich
Zum Fenster hinaus,
Nach ihm nur geh ich
Aus dem Haus.
 
Sein hoher Gang,
Sein' edle Gestalt,
Seine Mundes Lächeln,
Seiner Augen Gewalt,
 
Und seiner Rede
Zauberfluß,
Sein Händedruck,
Und ach, sein Kuß!
 
Mein Busen drängt sich
Nach ihm hin.
Ach dürft ich fassen
Und halten ihn,
 
Und küssen ihn,
So wie ich wollt,
An seinen Küssen
Vergehen sollt!
 
 

Desapareció mi sosiego
y me pesa el corazón,
nunca conseguiré
hallar la paz.
 
Soy como una muerta
si él no está junto a mí.
El mundo entero
carece de atractivo.
 
Enajenada tengo
mi pobre cabeza,
y todos mis sentidos
deliran incoherentes.
 
Si miro por la ventana,
sólo a él mis ojos buscan.
Únicamente por encontrarlo
salgo fuera de casa.
 
Su caminar altivo,
su noble figura,
la sonrisa de su boca
y el fuego de su mirada.
 
El fluir encantador
de sus palabras,
la caricia de sus manos,
¡Oh! ¡Y sus besos ardientes!
 
Mi pecho hacia él se enarca
en poderoso impulso.
¡Si pudiera cogerlo,
retenerlo junto a mí,
 
y besarlo,
hasta saciar mis ansias,
hasta quedarme muerta
bajo sus labios!


 

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