miércoles, 1 de mayo de 2013

Cesar Franck: Sonata para violín y piano en la mayor

 
 
 
Vadim Repin, violín
Nikolái Luganski, piano

Esta sonata es un modelo en cuanto al tratamiento de la forma cíclica se refiere. Es decir, se expone un tema que reaparece con variantes en cada movimiento. En este aspecto, Franck es sin duda alguna un maestro. La sonata presenta la tonalidad de La mayor y está basada en tres células melódicas generadoras que recorren toda la pieza. Está dedicada al violista belga Eugene Ysaÿe (1958-1931) y abre nuevos horizontes dentro del género. Por una parte, se respira en ella un ambiente puramente romántico, heredado del auténtico lied alemán, y por otra se percibe esa libertad y flexibilidad casi improvisatoria que posee la música francesa.

La obra está desarrollada en cuatro movimientos:

I. Allegretto
Tiene forma de sonata sin desarrollo. Consta de un tema principal que contiene la primera célula melódica, de la que se hablaba anteriormente, cuyo atractivo reside especialmente en su misterioso equipaje armónico (acordes de novena) que viaja acompañado de una gran incertidumbre tonal. Este tema oscila hacia la dominante desde donde arranca el segundo tema, extremadamente modulante y de verdadera belleza lírica. Tras la re-exposición, vuelve a aparecer la primera célula melódica, la cual dotada de una enorme fuerza expresiva y sugestiva, se encarga de cerrar felizmente este primer movimiento.

II. Allegro
Corresponde a la forma tradicional de primer tiempo. En él se contiene la vehemencia y el vigor de un tema rítmico que abre esta sección. Expuesto por ambos instrumentos (piano primero y violín después) el tema es acompañado por un ornamento dinámico y en tres fases diferentes. Seguidamente, una breve transición construida con material de la primera célula, da paso al bello segundo tema, auténtica expansión melódica dispuesto en tres fases dobles, en donde la grandiosidad de la armonía hace de este pasaje uno de los más inspirados y emotivos de esta sonata en concreto y de la música de Cesar Franck, en general. El desarrollo, muy extenso, comienza con un recitado “quasi lento” que enlaza con un fragmento basado en el segundo tema a partir del cual se suceden continuos cambios de tono, ocasionando interesantes modulaciones que vacilan entre la oscuridad y la luz. Finalmente, la re-exposición elimina esta vaga atmósfera incierta preparando el tramo final, que constituye esa magnífica progresión, arriesgada y técnicamente compleja para ambos instrumentos, suponiendo la explosión de todo el material lírico y emocional contenido y expuesto a lo largo de este brillante y genuino segundo tiempo.

III. Recitativo-Fantasía
Es de gran originalidad e inspiración. Sirve de andante y presenta un aroma muy cálido, tranquilo pero a la vez apasionado. Está pensado a partir de una fantasía propiamente dicha y una melodía compuesta de diversos elementos. Consta de un doble recitado, que se repite dos veces en función de cambios armónicos sugerentes. Tras este sensual y arrebatado recitativo, se observa pasajes muy libres, casi improvisatorios, desembocando en virtuosas y pletóricas cadencias plagadas de riqueza sentimental. Exquisito pues resulta este movimiento, presidido por la mano magistral y la sensacional calidad expresiva y melódica del maestro belga.

IV. Allegreto mosso
Es tal vez el mejor de los cuatro movimientos que contiene esta sonata. El tema principal forma un canon perpetuo a la octava, constituyendo además una melodía apreciadísima por su valor emotivo y conmovedor. La disposición estructural de este movimiento es muy particular, alternando secciones de canon con el estribillo y cuplé. De textura muy rica y densa, la escritura de este final es sumamente original. También hay que destacar pasajes de gran dificultad ejecutiva, mostrando en ocasiones un sentido ampuloso y brillante que confiere a la pieza la categoría y prestancia que encierra en sí misma. Tímbricamente muy bien lograda, de sonoridad amplia y brillante,  Franck recrea aquí uno de sus máximos exponentes formalmente hablando. Este cuarto movimiento reúne, por tanto, todas las condiciones necesarias para provocar de inmediato en el oyente el impacto, la admiración por la música de calidad.

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