sábado, 2 de marzo de 2013

Robert Schumann: Sinfonía nº 3 en mi bemol mayor, op. 97 "Renana"


Orquesta de la Academia Santa Cecilia de Roma
Gustavo Dudamel, director

A pesar de llevar el nº 3, la Sinfonía Renana es la última sinfonía compuesta por Robert Schumann. La misma fue escrita entre el 2 de noviembre y el 9 de diciembre de 1850. El estreno se llevó a cabo en Düsseldorf, el 6 de febrero de 1851, con el mismo compositor dirigiendo la obra. La Tercera constituye una respuesta definitiva a quienes han dudado y aún dudan de las habilidades del compositor como orquestador. Su seguridad de orquestación en esta oportunidad revela contundencia y demuestra la posibilidad de unir el lirismo romántico con la forma sinfónica pura, en contraposición a la reglas impuestas por Beethoven, y que señalarían en lo sucesivo las rutas a seguir en las grandes sinfonías de compositores del Romanticismo tardío.

Aunque Schumann era enemigo de la música explícitamente descriptiva, en la Renana se aprecian elementos programáticos no confesados y que se manifiestan sólo en forma de insinuaciones. El nombre de la obra está basado en un paseo de verano que el compositor hizo con su esposa Clara por la región alemana de Renania (del Rin) siendo para entonces Generalmusikdirektor en Düsseldorf, y de cuya experiencia fue esbozando la música, basado en sus visiones de la campiña, del escuchar de su música folklórica, y de la liturgia germánica. La Renana, en conjunto con el maravilloso concierto para violonchelo, forma parte del último período de explosión creativa del compositor, antes de sufrir el último y definitivo menoscabo de sus facultades mentales que finalmente lo llevarían a la muerte.
Sin entrar en detalles profundos en el análisis de la obra, que por su complejidad e importancia en el repertorio sin duda los merecería, la Renana es el prototipo de obra sinfónica del más puro Romanticismo centroeuropeo y constituye base y modelo para el estilo que se siguió para componer en este género en el resto del siglo XIX. Su riqueza melódica, su brillante orquestación, su deliberada forma rapsódica, las alegorías programáticas, la estructura cíclica, la necesidad de llevar el discurso en un esquema diferente a los clásicos cuatro movimientos y el uso de leitmotiv son características que hacen de la Renana el gran prototipo señalado. Es una de las verdaderas grandes sinfonías de todo el repertorio universal.

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