sábado, 2 de febrero de 2013

Luigi Boccherini: Sinfonía en Re menor G 517


Virtuosos de Moscú
Vladimir Spivakov, director

A comienzos del siglo XVII el término “sinfonía” era utilizado para designar páginas de música instrumental dentro de composiciones vocales, óperas, motetes, cantatas, oratorios, etc. A principios del siglo siguiente, esta música seguía teniendo un papel subordinado dentro de las obras vocales y era utilizada para expresar un determinado estado de ánimo, como un preludio al contenido que en ellas aportaría el texto. Cuando se contempla desde la perspectiva actual el magnífico desarrollo que esta forma musical habría de alcanzar con el tiempo, adquiriendo mayores dimensiones, abandonando poco a poco su lugar secundario dentro de la música vocal e, incluso, llegando a enfrentarse en importancia a ésta, hasta convertirse en uno de los géneros más logrados, se siente una gran curiosidad por analizar esta evolución desde sus orígenes.

La sinfonía como género independiente florecerá en toda Europa. Sin embargo, como se va a ver, lo hará de modo diferente, según la idiosincrasia de cada país. En Italia, por ejemplo, donde la ópera domina totalmente el panorama musical, la producción sinfónica es muy escasa. Los principales compositores italianos, Cimarosa (1749-1801), Paisiello (1740- 1816) y Piccinni (1728-1800), no poseen ninguna sinfonía. Tan solo Boccherini (1743-1805), verdadero heredero de la tradición establecida por Corelli, Albinoni, Sammartini y Vivaldi, dedica parte de su producción a esta forma musical, si bien compone tan solo 28 sinfonías, lo que, comparado con su ingente producción camerística, resulta algo insignificante. Como en todas sus obras, también en las sinfonías el autor demuestra una notable invención melódica y una instrumentación más imaginativa y cuidada que la del resto de sus contemporáneos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.