jueves, 27 de diciembre de 2012

Johann Sebastian Bach: Aria de la Suite orquestal nº 3 en Re mayor BWV 1068


Orquesta Barroca de Ámsterdam
Ton Koopman, director

Los antepasados de Bach (1685-1750) fueron músicos, y sus hijos y nietos también. Lo primero que aprendemos de Bach es este concepto de la profesión musical: como casi todas las profesiones, se heredan de padres a hijos con cierta frecuencia.
En este ambiente familiar Bach aprende muy bien su oficio. Pero lo extraordinario es que, sin salir de Alemania llega a conocer profundamente toda la música barroca, especialmente la italiana y la francesa. Su obra es como un amplio resumen del barroco musical. A mismo tiempo, pone los cimientos de la música moderna, a la cual pertenecen ya sus hijos.
Bach no fue un músico excesivamente famoso en su época. Obtuvo un gran  reconocimiento en los círculos profesionales de su país. Pero no en toda Europa. Hasta casi un siglo después de su muerte no empezaría a ser conocido y admirado. Desde entonces, para muchos músicos Bach es el mayor compositor de su tiempo y, posiblemente, de toda la historia de la música.
 
Retrato de Bach en 1746
 por Elias Gottlob Haussmann
(Museo de la Ciudad de Leipzig)

Su vida fue sencilla y patriarcal. Su oficio principal fue el de organista. Como tal le encontramos primero en Arnstadt, luego en la corte de Sajonia-Weimar, más tarde en la pequeña corte de Coethen y, desde 1723 hasta el final de sus días, en Leipzig. Allí fue Cantor (director de la música) de la iglesia de Santo Tomás, de culto protestante.
Como organista fue un gran virtuoso de los instrumentos de tecla, para los cuales compuso mucha música. Escribió preludios y fugas, tocatas, sonatas y corales para órgano. Para el clavicémbalo y el clavicordio, su monumental obra El clave bien temperado, así como seis Suites a la manera francesa, seis  Suites inglesas, seis Partitas (o Suites alemanas) e innumerables ejercicios para sus alumnos y sus hijos. Escribió páginas inmortales para el violín solo y para otros instrumentos.
Para pequeña orquesta compuso muchos conciertos con instrumentos solistas, o sin ellos. Destacan los llamados Conciertos de Brandeburgo y las Suites para orquesta.
En toda esta música instrumental su estilo es de una gran síntesis. Por un lado florece la melodía acompañada con bajo cifrado, que para Bach era el cimiento de toda la composición. Pero, al mismo tiempo, casi nunca está la melodía sola, sino que se mezcla con otras en el viejo estilo contrapuntístico. Este contrapunto es frecuentemente imitativo, es decir, que las melodías que se entremezclan surgen de la misma idea musical.
Bach es el mayor compositor de fugas y cánones, las dos formas típicas del contrapunto de imitación. Precisamente sus dos últimas obras son dos magníficos monumentos de esta manera de componer: La Ofrenda musical, un conjunto de obras basadas en una idea musical que le dio Federico el Grande de Prusia, y el Arte de la Fuga, que dejó inacabado a su muerte, que es un conjunto de fugas surgidas del mismo tema musical.
Pero la mayor parte de la obra de Bach es vocal y de contenido religioso, para el servicio de la iglesia protestante. Compuso más de 300 cantatas, de las cuales se ha perdido una tercera parte, casi todas religiosas y alguna profana. En ellas hay un narrador que en el más puro estilo recitativo monódico nos cuenta una historia «sagrada»; hay también comentarios muy líricos en los momentos culminantes, que toman la forma de aria; casi siempre comienzan con una gran página coral, y nunca faltan los corales típicamente protestantes a cuatro voces homófonas. Con esta misma estructura, pero ampliada, compuso varias Pasiones, en las que se nos narra la muerte de Cristo según la narración de un evangelista (Pasión según San Juan, Pasión según San Mateo) intercalando arias y corales. Compuso también oratorios, misas, motetes, etc.
Este grandioso conjunto de obras define a Bach como un gran poeta musical. El sentido de las frases del texto es reflejado en la música de manera extraordinaria, pero al mismo tiempo con todo el rigor de la técnica polifónica y contrapuntística. Por eso, Bach, que no escribió óperas, es el resumen más perfecto de su época y una de las cimas de todo el arte musical.
La incomparable altura de la música y la persona de Bach no deben hacer olvidar a otros contemporáneos suyos que también lograron obras de mucho interés. Bastantes de ellos gozaron en su época de más fama que Bach, aunque hoy se vea claramente que fueron inferiores. Y es que cada época observa a sus artistas y a los del pasado con distinto punto de vista.

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